lunes, 8 de agosto de 2016

Un futuro diferente

UN FUTURO DIFERENTE

Desde su cómodo escritorio, sobre el que había amontonados cientos de documentos de estudios e investigaciones y diferentes maquetas anatómicas, el más reputado arqueólogo de la comunidad miraba fijamente la puerta de su despacho. Había sentido como alguien se aproximaba con prisa gracias a las vibraciones producidas por sus pesados pero ágiles pasos. Ya sabía quién era, su ritmo propio le delataba. La puerta se abrió, era su ayudante de laboratorio, cuya cabeza ya asomaba a través del marco.

—Profesor, tenemos un nuevo espécimen. Es el más grande que hemos conseguido hasta la fecha, el más antiguo de todos y el más completo, creemos que puede ser un adulto —Parecía nervioso, las altas expectativas ante el nuevo caso que se presentaba se transmitía a través de los rápidos movimientos de sus ojos, los cuales brillaban y reflejaban la luz blanca procedente del alógeno del techo.

—Excelente, —contestó a su irrumpiente visitante mostrando una tranquilidad absoluta— avisa al resto del equipo, quiero todo preparado para dentro de dos horas —a continuación el ayudante desapareció en un abrir y cerrar de ojos dando un ligero portazo y disminuyendo el sonido de sus pesadas zancadas a medida que se alejaba.

El profesor se levantó de su asiento y caminó lentamente hacia la ventana más próxima, la cual daba al patio exterior, donde varios grupos de estudiantes paseaban y almorzaban por el borde del claro en el que se situaba el gran centro de investigación estatal. La espesura del bosque tropical que lo rodeaba no le dejaba ver más allá.

Exhaló profundamente, empañando al instante el cristal.

—Espero que avancemos algo esta vez. No sabéis la suerte que habéis tenido—dijo esta vez dirigiéndose a los lejanos estudiantes que evidentemente no oían el mensaje— esto marcará un antes y un después en nuestra historia.

A continuación, cogió su maletín de herramientas y salió de su despacho.

En dos horas ya viajaba con todo el equipo de estudio hacia donde había sido descubierto el sujeto en cuestión. No era la primera vez que efectuaba estas salidas, últimamente se había convertido en casi una rutina, quería ser el responsable de todos y cada uno de los descubrimientos. Desde que había aparecido el primero, todos los cimientos sobre los que se asentaban cada uno de los estudios realizados por los más importantes y eminentes científicos sobre el origen de la especie a lo largo de la historia, se tambaleaban, pareciendo propiciar un derrumbamiento colosal.

—¿Qué te parece saber, que antes de nosotros hubo otra especie dominando nuestro planeta? —preguntó uno de sus compañeros de equipo mientras avanzaban en el autobús rumbo al yacimiento.

—Pues no me parece ni bien ni mal. Pero sé que a más de uno de los que van a estar presentes en la futura convención le molestará no haber sido desde el inicio de todo el centro del “universo”. Somos una especia muy orgullosa —contestó mientras observaba a través de la ventana las diferentes granjas de animales que había por aquella zona. —Y tú, ¿quieres apartar tu asquerosa extremidad de mi pierna? Me estás incomodando agitándola tanto—recriminó elevando la voz al compañero del lado opuesto.

—Y también parece que una especie agresiva —pensó éste al recibir tal grito.

  De repente un hormigueo en el estómago reflejó una ligera sensación de hambre en el reputado arqueólogo, lo cual lo puso un poco nervioso.

Al aparecer el segundo sol, habiéndose escondido ya el primero, habían dejado al aire libre los restos fosilizados del tan emocionante espécimen.

—Bueno, pues aquí lo tenéis. Como ya habían confirmado anteriormente, se trata de un adulto. Si os fijáis bien, os daréis cuenta de que es un macho, la disposición de la pelvis lo delatan. —Mientras iba explicando al resto del equipo y a algunos alumnos que también habían ido como parte de las clases, apartaba los restos de arena y polvo, examinando con detenimiento cada una de las partes. —Mide exactamente un metro y setenta y ocho centímetros —confirmó tras estirar cuidadosamente la cinta métrica que siempre llevaba consigo al lado del esqueleto fosilizado.

—Lástima que le falte una de las extremidades inferiores —dijo una voz de las tantas que observaban.

—Da igual, da igual, lo importante es que tenemos el cráneo completo. Y con su dentadura al parecer —decía mientras se acercaba lentamente hacia esa parte del fósil. Parece increíble que se haya conservado tan bien durante, ¿Cuánto tiempo? —se giró para preguntar con total calma a aquel al que había gritado antes.

Un futuro diferente Relatos REM


—Ciento cuarenta millones de años.

—Magnifico.

—Parece que aquél meteorito que se estrelló poco después nos ha dejado varias sorpresas enterradas.

—Ni que lo digas, hay que seguir buscando. Parece que el mayor conocimiento está bajo tierra y no sobre nuestras cabezas. En el pasado y no el futuro.


De regreso al centro de investigación sacó de su cartera un dibujo que había realizado de joven, siempre fue un gran dibujante, representaba como habían sido sus antepasados hacía miles de años. Lo observaba cada vez que podía, recordando la pasión que sentía por su trabajo. Siempre le gustó descubrir el pasado y desenterrar los secretos del mundo. Y hoy lo había vuelto a hacer.

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